Como dijo un gran maestro, no sólo de aikido vive el hombre (y la mujer). Y como anunciaron a principios de año, los Txingurris decidieron organizar una actividad de un día donde no habría ni ukemis ni proyecciones.
La propuesta nos llevó este pasado sábado a adentrarnos en las minas de sal de Cardona, cerradas hace años y reconvertidas en parque cultural, donde una guía nos contó entre varias anécdotas la historia de la montaña de sal, singularidad geológica que ha marcado la vida de la población durante décadas.
Una visita realmente recomendable, interesante tanto para adultos y niños. ¡A riesgo eso sí de que estos últimos lleguen a casa y se pongan a probar si las paredes del comedor saben a sal!
Pero Cardona también es conocida por su conjunto medieval, así que después de un tranquilo picnic en las mesas del mismo recinto, mucha charla y un poco de café, no podíamos dejar pasar la oportunidad de pasear por el casco antiguo (pequeño, se recorre realmente en apenas 20 minutos) y subir al castillo, una importante fortaleza medieval que domina los valles de alrededor y desde donde hay unas vistas fantásticas.
Pasamos realmente un día muy bueno, una grata sorpresa puesto que era la primera vez que visitábamos el lugar y no teníamos una idea de lo que nos íbamos a encontrar. Así que, ¡bravo a los organizadores por haber tenido esta iniciativa!